martes, 5 de agosto de 2014

“Hay seres de luz que nos sostienen en este mundo, estoy segura”

Han pasado casi cuatro años de la pérdida de su hija Romina. La “señora éxito” de la TV estuvo a punto de dejar todo para siempre, pero la pulsión por la vida pudo más y volvió para conquistar las pantallas con Aliados, su nueva criatura. Una charla exclusiva con Rumbos, llena de emociones, sonrisas y un recuerdo que la acompaña y la guía por donde sea que vaya.





Cuando su hija se fue de este mundo, hace ya casi cuatro años, juró que no iba a producir nunca más. Creyó que no podía volver a parir unas chiquititas, pasar otro verano del 98, comerse el mundo como una rebelde way, hacer florecer una floricienta. Pero un día iba por la calle y sintió una presencia, una aliada, y entonces volvió a escribir.

Es que vivir lejos de la TV y de los escenarios es algo que va en contra de la naturaleza de Cris Morena, la productora más exitosa de la historia de la televisión argentina, una mujer capaz de convertir en oro cada historia que toca. La bella ascensorista de Mesa de Noticias. Ex de Gustavo Yankelevich, compositora musical y autora de una infinidad de personajes que desde hace 22 años copan la televisión local y luego saltan a la conquista del mundo.

Dicen que el éxito no tiene explicación, pero tal vez ponerse del lado del público ayude. En una sociedad que considera al adolescente apático e irresponsable, Cris Morena ve la transición de quienes hasta hace un día eran niños y, sin experiencia, deben enfrentarse a los desafíos del mundo adulto.

“No comparto la visión general de adolescente. Empatizo con ellos y quiero alentarlos. Sufro por la falta de oportunidades que tienen tantos jóvenes, en este país y en el mundo”, dice una Cris Morena resfriada y ocupada con el montaje teatral de Aliados, una obra que sacudió la cartelera porteña en las vacaciones de invierno y que ahora planea llevar al interior del país.

La rubia de eterno pelo a la cintura reflexiona, “jamás tuve problemas para relacionarme con chicos y adolescentes. De hecho me empieza a costar tener onda con la gente cuando alcanzan la adultez, por ahí de los 24 años. Ahora que lo digo en voz alta se me ocurre que es un buen punto para tratar en terapia”, bromea.
Las formas de mirar televisión cambiaron vertiginosamente en los pocos años en que Cris Morena estuvo ausente de la pantalla. La posibilidad de ver tele en la computadora restó encendido a muchos programas, sobre todo los dedicados al público adolescente.

“Mi nieto de 14 años mira televisión en el celular, las cosas cambiaron”, dice la productora. Remarca que su postura no es juzgar sino entender. “Las mujeres de mi edad me preguntan cómo hago, y yo creo que es por esto mismo que puedo entenderme con los más chicos. Mi nieto se me tira encima, me besa. Nos entendemos.”

Mientras charla con Rumbos se toma a regañadientes un remedio homeopático. Dice “nunca tomé un antibiótico en mi vida. En mi casa no hay medicamentos”. Mira con desconfianza las gotas de plata coloidal que le alcanza su asistente. “¿Tiene gusto feo?”, pregunta y dice “puaj” cuando termina, igual que los chicos. “Si perdés tu niño interior estás perdido. Es una frase hecha pero yo lo digo en serio”.

Su peso en la industria cultural es indiscutible y traspasó fronteras hacia naciones de las que poco sabemos. La elegida de los teens siempre anda con cuadernos llenos de anotaciones y recortes de los que surgen mundos imaginados. En sus historias comenzaron sus carreras Luisana Lopilato, Celeste Cid, Benjamín Rojas, Lali Espósito, La China Suárez.

Fe, esperanza, amor...
En estos días no se separa de un cuaderno tapa dura que dice FAITH, HOPE, LOVE (fe, esperanza, amor). Preguntamos si en ese cuaderno garabateado con caligrafía inclinada y elegante se teje una nueva historia. Dice que no, “de un tiempo a esta parte no pienso en el futuro más allá de los planes inmediatos”. En los 80, Cris Morena componía canciones para La Ola está de Fiesta, el infantil de Flavia Palmiero. Hizo cortinas musicales. Compuso para Sandra Mihanovich, Xuxa y Sergio Denis. Es la dueña eterna de la taquilla teatral de las vacaciones de invierno, creó la banda musical Teen Angels y Erreway. También produjo la serie Jack & Blake para Disney Channel.

Tal vez, sin ser consciente de ello, además, Cris Morena nos elige la ropa hace décadas. En Jugate Conmigo impuso el mini-short. Floricienta trajo las zapatillas con medias rayadas, los corazones y a partir de Aliados llegó la no-moda. Los personajes y los chicos que ven la serie usan cuadros y lunares, jeans, calzas, tiro alto, tiro bajo. Imposible rastrear un patrón en lo que se ponen.

No solo de ropa hablamos cuando hablamos de influencia. Cris Morena eligió el nombre a generaciones enteras de nenes argentinos. En el registro civil una empleada comentaba que los nombres que se ponen de moda son los de sus tiras. Nadie se llamaba Milagros antes de Agustina Cherri en Chiquititas. No había Mateos previos a Rincón de Luz y se contaban con una mano los Thiagos anteriores a Casi Angeles.

Su nombre preferido, claro, es Romina. Cuenta que significa “la que habita”. “Es un signo más. Hoy mi hija habita en otro plano, pero está conmigo. Tengo demostraciones físicas de que es así, te podría enumerar muchas. No pretendo hacérselo creer a nadie, es mi verdad. Siempre supe que hay presencias que nos rodean, el dolor por el que atravesé hizo que esa creencia se profundice.”

Romina, su aliada
En la foto que abre esta nota, Cris posa en una de las locaciones centrales de Aliados. Es un bar lleno de macetas que se llama Vivero y podría pensarse que el nombre responde a la presencia de tantas plantas. En realidad, no. Es un juego de palabras: “Vive-Ro”, Vive Romina.

“Habíamos hecho varios brain-stormings (debates de ideas) para encontrarle nombre a ese lugar al que provisoriamente llamábamos vivero. Ninguno nos cerraba. Hasta que uno de mis colaboradores me alcanza un papel donde había escrito VIVE y RO. Nunca le íbamos a encontrar un nombre porque ya lo tenía.”

La trama de Aliados tiene mucho de su nuevo yo. Es más compleja, ambigua y espiritual. Se trata de adolescentes en un mundo oscuro que se viene abajo. Todos los personajes por algún motivo perdieron la fe y están en soledad, uno de ellos es una estrella pop, otro un chico marginal. De otra dimensión les llegan seres “aliados” que los ayudarán a salvarse.

“Hay seres de luz que nos sostienen en este mundo, estoy segura de eso”. Esa definición es la idea central de Aliados y su férrea convicción de vida. Con su nieta Azul pasan horas viendo la película Rincón de Luz, protagonizada por Romina. “Ponela de nuevo abu”, le dice la nena como todos los nenes que ven las películas 50 veces. “Tengo tanta suerte de haber trabajado tanto con Romina, tanta", dice.

Si bien su productora es un tanque, en Israel sus programas hacen escándalos de rating y en México todo lo que inventa es oro, antes que nada Cris Morena es una mamá. No pretende ser imparcial ni objetiva. Afirma “mi mejor personaje fue Belén Fraga”, la institutriz que cuidaba a las Chiquititas. La representaba Romina.
La charla termina mientras inicia una sesión de fotos para anuncios de Aliados. Bastante diferentes a lo que imaginamos cuando pensamos en estrellas pop son ruidosos, tienen las zapatillas medio sucias, las chicas se peinan solas y se ponen lo que quieren.

La voz de Cris Morena resuena en los camarines “muchachos y muchachas, ensayo a las 3 en punto con vestuario y luces”. El elenco de chicos de moda grita “¡eeeehhhh!” como cuando una profesora dicta mucha tarea para el fin de semana. En estos días Cris no tiene descanso, además de ser la directora de Aliados tiene un rol central en el diseño de la iluminación. “Trabajé toda la noche. Es la parte más divertida. Estoy sin dormir, agotada y entusiasmada. Amo lo que hago”.

Afuera, se agolpan bandadas de chicas que a la salida del colegio se sacan selfies con los carteles de la puerta del teatro. Esperan ver a Peter Lanzani (novio de Violetta en la vida real) o ser descubiertas por Cris Morena, si verdaderamente es su día de suerte. Compran panchos con lluvia de papas fritas en el local pegado al teatro, mastican, esperan y desesperan. “Si alguien me quiere conocer no tiene más que escuchar mis canciones. Allí vuelco todo lo que siento y todo lo que pienso, sobre todo en las últimas canciones de Aliados. Más que los personajes, yo soy mis canciones. Y mi mensaje  es que la vida vale la pena”.

Luego de haber conocido el infierno, Cris parece guiarse por las palabras que ella misma escribió para la apertura de Verano del 98 y con las que alentó a toda una generación: “Nunca estás solo, siempre habrá más sueños, abramos las jaulas, cantarán los pájaros (...) siempre volveremos."Nada nos puede pasar".


@ rumbos por Agustina Robles Urquiza

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